martes, 30 de abril de 2013

Quimica Perfecta 

Capitulo 9

- ¿Qué es eso? -pregunta Leah.
- Nada -digo, esperando que capte por mi tono de voz que no me apetece hablar del tema.
- ¡Chicas, esperad! -grita Darlene, quien se acerca corriendo hacia nosotras-. He visto a Joe en el campo de fútbol. Me ha dicho que le esperes.

Miro el reloj. Son casi las seis y quiero llegar pronto a casa para ayudar a Baghda a hacerle la cena a mi hermana.

- No puedo.
- Doug me ha contestado -dice Leah-. Nos invita a una pizza en su casa.
- Yo puedo -dice Darlene-. Me aburro un montón ahora que Tyler ha vuelto a Purdue y puede que no le vea en semanas.
- Pensaba que ibas a verlo el próximo fin de semana -dice Leah que está escribiendo un nuevo mensaje.

Darlene se queda allí plantada, con los brazos en jarras.

- Bueno, así era hasta que me llamó y me dijo que todos los novatos de la fraternidad tienen que pasar la noche en la residencia para no sé qué loca iniciación. No me importa, siempre que el pene de Tyler quede intacto cuando todo eso acabe.

Al escuchar la palabra «pene», busco las llaves en el bolso. Cuando Darlene se pone a hablar de penes y sexo, es mejor retirarse porque no hay quien la pare. Y ya que no suelo compartir mis experiencias sexuales (o la inexistencia de ellas) con nadie, me largo de allí. Es el momento perfecto para escapar.

Mientras jugueteo con las llaves entre los dedos, Leah me dice que Doug la acompaña, de modo que haré sola el trayecto hasta casa. Me gusta estar sola, así no tengo que representar el papel ante nadie. Puedo poner la música a todo volumen si me apetece.

Sin embargo, no dura mucho el momento de diversión, que me brinda la música porque me doy cuenta de que mi móvil está vibrando. Lo saco del bolso. Hay dos mensajes de voz y uno de texto. Todos de Joe.

Lo llamo a su móvil.

- ___, ¿dónde estás? -me pregunta.
- De camino a casa.
- Vente a casa de Doug.
- Mi hermana tiene una nueva cuidadora -le explico-. Tengo que echarle una mano.
- ¿Todavía estás cabreada porque he amenazado al MuXBlood que tienes por compañero de laboratorio?
- No estoy mosqueada, aunque sí algo molesta. Te he dicho que podía arreglármelas sola y no me has hecho ni caso. Además, habéis montado toda una escena en el pasillo. Ya sabes que no pedí que me lo asignaran como compañero -le digo a Joe.
- Lo sé, ___. Es que detesto a ese tío. No te enfades.
- No estoy enfadada -aclaro-. Pero no soporto ver que te pones así sin motivo.
- Y yo no soporto ver a ese tío susurrándote al oído.

Intuyo que va a empezarme a doler la cabeza, una migraña de las buenas. No necesito que Joe haga una escena cada vez que un chico me habla. Hasta ahora nunca te había hecho, y con ello solamente consigue que quede más vulnerable al escrutinio y los cotilleos, algo que no quiero que ocurra.

- Olvidemos lo que ha pasado.
- Por mí bien. Llámame esta noche –dice-. Pero si puedes terminar antes y venir a casa de Doug, estaré allí.

Cuando llego a casa, encuentro a Baghda en la habitación de mi hermana, en la primera planta. Está intentando cambiarle los pañales, aunque tiene a Rosalie en la postura equivocada. Tiene la cabeza donde normalmente debería tener los pies, una de sus piernas está colgando al borde de la cama... es un desastre y Baghda está resoplando como si fuera la tarea más difícil que haya hecho en la vida.

¿Mi madre se habrá tomado la molestia de verificar sus credenciales?

- Ya lo haré yo -le digo a Baghda, apartándola a un lado. Le he cambiado los pañales a mi hermana desde que éramos niñas. No es muy divertido cambiar la ropa interior de alguien que pesa más que tú, pero si lo haces bien no tardas mucho ni se convierte en algo interminable complicado,
Mi hermana sonríe de oreja a oreja al verme.

- ¡__(Las dos primeras letras de tu nombre)!

Rosalie no puede articular palabras, por lo que recurre a aproximaciones verbales. «__» significa «______». Devuelvo la sonrisa mientras la coloco bien sobre la cama

- Hola, peque. ¿Quieres cenar? -pregunto mientras saco las toallitas de un envase e intento no pensar en tarea que me ocupa.

Mientras le pongo unos pañales nuevos y unos pantalones limpios, Baghda me observa al margen de todo. Intentó explicarle los pasos a medida que lo hago, pero basta con mirarla una sola vez para saber que no me ha escuchando.

- Tu madre ha dicho que podía marcharme cuando llegaras a casa -me dice.
- Está bien -respondo mientras me lavo las manos. Antes de que pueda darme cuenta, Baghda ha desaparecí cual Houdini.

Llevo a Rosalie a la cocina en su silla de ruedas, pero cuando llegamos veo que lo que normalmente es una cocina impecable está patas arriba. Baghda no ha fregado los platos, apilados en el fregadero, y tampoco se ha toma la molestia de hacer una tarea tan difícil como fregar suelo después del arrebato de Rosalie con el yogur.

Preparo la cena de mi hermana y limpio todo el estropicio.

Rosalie dice lentamente la palabra «colé», aunque realidad ha sonado más a «ole», pero sé a lo que se refiere..

 Quimica  Perecta





Capitulo 8

Esa afirmación me pone más nerviosa que la idea de que Jasmine esté buscándome. Porque me esfuerzo mucho para guardar las distancias con todos... no quiero que sepan realmente cómo soy o lo que es vivir en mi casa. Sin embargo, he dejado que Leah sepa más de mí que ninguna otra persona. A veces me pregunto si no debería alejarme un poco en nuestra relación, asegurándome así de mantener una distancia prudencial.

Lógicamente, sé que estoy paranoica. Leah es una amiga de verdad, estuvo junto a mí incluso cuando el año pasado me puse a llorar por la crisis nerviosa que sufrió mi madre, aunque nunca le conté la razón. Me permitió llorar en su hombro, incluso cuando me negué a contarle los detalles.

No quiero acabar como mi madre. Eso es lo que más temo en la vida.

La señora Small nos hace colocarnos en posición, después hace sonar la canción que el departamento de música ha creado para nuestro equipo mientras empiezo a contar hacia atrás. Es una combinación de rap y hip-hop, especialmente mezclada para que encaje con nuestro número, que hemos titulado «Big Bad Bulldogs» porque nuestra mascota es un bulldog. Mi cuerpo se mueve al ritmo de la música. Es lo que más me gusta del hecho de formar parte del equipo. La música tira de mí y me hace olvidar todos los problemas que me esperan en casa. La música es mi droga, lo único que me hace alucinar.

- Señora Small, ¿podemos intentar la posición de Media T para el inicio en lugar de la posición T, como hemos hecho hasta ahora? -sugiero-. Después, cambiamos a la combinación de V Baja y V Alta con Morgan, Isabel y Caitlin moviéndose hacia la parte delantera. Creo que así quedará más limpio.

La señora Small sonríe. Es evidente que le gusta mi sugerencia.

- Buena idea, _____. Vamos a intentarlo. Empezaremos por la posición Media T, con los codos flexionados. Durante la transición quiero a Morgan, Isabel y Caitlin en la fila de delante. Recordad que debéis mantener los hombros abajo. Leah, por favor, haz que tus muñecas sean la extensión de tus brazos en lugar de flexionarlas.
- Sí, señora -contesta Leah detrás de mí.

La señora Small pone de nuevo la canción. El ritmo, la letra, los instrumentos... es una mezcla que se cuela en mi interior y me levanta el ánimo sin importar lo bajo que lo tenga. A medida que bailo con el resto del equipo, en una coordinación perfecta, me olvido de Jasmine y de Justin, de mi madre y de todo lo demás.

La canción acaba demasiado pronto. Aún deseo moverme al ritmo de la letra cuando la señora Small apaga el reproductor de CD. El segundo ensayo queda mejor, pero nuestra formación requiere mucho trabajo y a algunas de las chicas nuevas les cuesta mucho pillar los pasos.
- _____, enseña a las nuevas los pasos básicos y volveremos entonces a intentarlo en grupo. Darlene, lidera al resto del equipo para repasar la coreografía -ordena la señora Small mientras me pasa el reproductor.

Isabel está en mi grupo. Se agacha para darle un sorbo a su botella de agua.

- No te preocupes por Jasmine –dice-. Perro ladrador poco mordedor.
- Gracias -le digo.


Isabel parece una chica dura, con la bandana roja de los MuXBlood, los tres pendientes en la ceja y las manos plegadas sobre el pecho cuando no estamos haciendo ningún número. No obstante, su mirada desprende bondad. Y sonríe mucho. Su sonrisa suaviza su apariencia, y estoy segura de que estaría preciosa si se pusiera un lazo rosa en el pelo en lugar de llevar esa condenada bandana roja.

- Estás en mi clase de química, ¿verdad? -le pregunto.

Ella asiente con la cabeza.

- ¿Conoces a Justin Bieber?

Asiente de nuevo.

- ¿Son ciertos los rumores que circulan sobre él? -pregunto con cuidado porque no sé cómo puede reaccionar ante mi curiosidad. Si no me ando con pies de plomo, acabaré teniendo una lista enorme de personas que quieren ir a por mí.

La larga y morena melena de Isabel se mueve de un lado a otro mientras contesta:
- Depende de los rumores a los que te refieras.

Cuando estoy a punto de recitar la lista de rumores sobre el consumo de drogas y los arrestos policiales, Isabel se pone en pie.

- Escucha, ____ -dice-. Tú y yo nunca seremos amigas. Pero tengo que decirte que, pese a comportarse como un imbécil contigo, Justin no es tan malo como se rumorea. Ni siquiera es tan malo como cree que es.

Antes de que pueda hacer otra pregunta, Isabel vuelve a colocarse en formación.

Una hora y media más tarde, cuando todas, incluso yo, estamos agotadas e irritables, nos dan permiso para acabar la práctica. Decido acercarme a una sudorosa Isabel y decirle lo bien que lo ha hecho en el número de hoy.

- ¿En serio? -pregunta, sorprendida.
- Aprendes muy rápido -contesto. Es verdad. Para ser una chica que no ha cogido un pompón en los tres primeros años de instituto, ha pillado muy rápido los pasos de la coreografía-. Por eso te hemos puesto en la primera fila.

Mientras observo a Isabel, que se ha quedado boquiabierta de la emoción, me pregunto si cree en todos los rumores que habrá oído sobre mí. No, nunca seremos amigas. Pero tampoco puedo decir que vayamos a ser enemigas para siempre.

Después de la práctica, voy de camino al coche con Leah, que está mandando un mensaje de texto a su novio, Doug. Hay un trozo de papel bajo uno de los limpiaparabrisas. Lo saco y veo que es la papeleta azul de castigo de Justin. Lo estrujo y lo meto en mi mochila...

miércoles, 24 de abril de 2013

Química Perfecta <3



7. ______

Estoy junto a mi taquilla, después de clase, cuando veo que se acercan mis amigas Morgan, Madison y Megan. Leah las llama El Factor Triple M de Fairfield. Morgan me da un abrazo.

- Ay madre, ¿estás bien? -pregunta, apartándose un poco y mirándome detenidamente.
- Dicen que Joe te protegió. Qué valiente es. Tienes mucha suerte, ___ -añade Madison, haciendo rebotar sus exclusivos rizos con cada palabra.
- No ha sido para tanto -digo, preguntándome qué diferencias habrá entre el rumor que circula y lo que sucedió en realidad.
- ¿Qué dijo Justin exactamente? -pregunta Megan-. Caitlin les hizo a Justin y a Joe una foto con el móvil, cuando estaban en el pasillo, pero no pude ver bien lo que estaba pasando.
- Será mejor que os deis prisa si no queréis llegar tarde al entrenamiento chicas -grita Darlene desde el fondo del pasillo. Desaparece tan repentinamente como ha aparecido. Megan abre su taquilla, que está al lado de la mía, y saca sus pompones.
- Me saca de quicio que Darlene le bese el culo a la señora Small -masculla.

Cierro la taquilla y me dirijo hacia el campo de entrenamiento.

- Creo que intenta concentrarse en el baile para no obsesionarse con el hecho de que Tyler haya regresado a la universidad.
- Sí, claro. Yo ni siquiera tengo novio, así que no cuenta con mi comprensión -dice Morgan, haciendo una mueca.
- Ni con la mía tampoco. Venga, en serio, ¿alguna vez no ha tenido novio? -pregunta Madison.

Cuando llegamos al campo de entrenamiento, todo el equipo está sentado sobre el césped, esperando a la señora Small. Uf, menos mal que no llegamos tarde.

- Todavía no puedo creer que te hayan puesto con Justin Bieber -dice Darlene en voz baja cuando encuentro un sitio libre a su lado.
- ¿Quieres cambiar de compañero? -pregunto, aunque sé que la señora Peterson nunca daría su aprobación. Lo ha dejado bien claro.

Darlene saca la lengua en un gesto de asco y me susurra:

- Ni de coña. No quiero tener nada que ver con los de la zona sur. Mezclarte con esa gente solo trae problemas. Acuérdate del año pasado, cuando Alyssa McDaniel salió con uno de esos tíos... ¿Cómo se llamaba?
- ¿Cody Stewy? —añado en voz baja.

Darlene se estremece al escuchar el nombre.

- En cuestión de semanas Alyssa pasó de ser guay a convertirse en una marginada. Las chicas de la zona sur le cogieron manía por salir con uno de sus chicos, y al final, también dejó de salir con nosotras. La estrafalaria parejita se quedó completamente aislada. Por suerte, Alyssa rompió con él.

La señora Small camina hacia nosotras con su reproductor de CD, protestando porque alguien lo había cambiado de sitio y que por eso llega tarde.

Guando la señora Small nos pide hacer estiramientos, Leah asoma la cabeza por encima de Darlene para poder hablar conmigo.

- Estás metida en un buen lío -anuncia Leah.
- ¿Por qué?

Leah posee una visión y un oído fuera de lo común: se entera de todo lo que ocurre en Fairfield.

- Se rumorea que Jasmine Villegas te está buscando -dice mi mejor amiga.

Oh, no. Jasmine es la novia de Justin. Intento mantener la calma y no pensar en lo peor, pero Jasmine es dura de pelar, lo dice su aspecto, desde sus uñas pintadas de rojo hasta sus botas negras de tacón de aguja. ¿Está celosa porque soy la compañera de laboratorio de Justin o cree que he sido yo quien se ha chivado al director?

La verdad es que no he tenido nada que ver con el asunto. Me han citado en el despacho de Ducant porque alguien ha sido testigo del incidente en el aparcamiento y del encontronazo en la escalera del instituto y ha ido a contárselo al director. Lo cual ha sido una estupidez porque no ha ocurrido nada.

Ducant no me ha creído. Habrá pensado que estaba demasiado asustada para contarle la verdad. Aunque en aquel momento no lo estaba.

Pero ahora sí.

Jasmine Villegas puede acabar conmigo en cuanto se lo proponga. Probablemente sepa manejar armas, y la única arma que yo sé utilizar son mis pompones. Llamadme loca si queréis, pero dudo que mis pompones puedan ahuyentar a una chica como Jasmine.

Podría hacer una buena demostración si se tratara de una justa verbal, pero no creo que sea un recurso apreciado en una pelea callejera. Los chicos se pelean debido a algún gen primitivo e innato que les lleva a ponerse a prueba físicamente.

Quizás Jasmine tenga algo que demostrarme, aunque, creedme, no es necesario. No represento ninguna amenaza. Pero ¿cómo se lo hago saber? No es que pueda acercarme a ella como si tal cosa y decirle: «Eh, Jasmine, no voy a insinuarme a tu novio ni tampoco he sido yo quien se ha chivado al director Ducant». Aunque, ¿quién sabe?, puede que funcionase...

La mayoría de la gente piensa que no hay nada que me perturbe. Tampoco quiero hacerles creer lo contrario. He sudado la gota gorda para mantener esta fachada, y no estoy dispuesta a perderla porque un pandillero y su novia quieren ponerme a prueba.

- No me preocupa -contesto a Leah.


- Te conozco, ___. Estás nerviosa -susurra ella, negando con la cabeza.
 




HOLAAAAA PERDONAD EL RETRASO ESTOY EN EPOCA DE EXAMENES  LO SIENTO ESPERO QUE DISFRUTEIS EL APITULO ME VOY A ESTUDIAR Y SI PUEDO OS SUBO OTRO NUEVOOO
HELEN.

jueves, 18 de abril de 2013


Quimica Perfecta. <3














Sigue Narrando Justin♥

- Escuchen será mejor que arreglen sus diferencias antes de que acabe el año. ______, no la voy a cambiar de compañero. Ambos están en el último curso y tendrán que lidiar con una plétora de gente y diversas personalidades tras la graduación. Si no quieren ir a cursos de verano para recuperar mi clase, les sugiero que trabajen el uno con el otro. Ahora dense prisa si no quieren llegar tarde a su siguiente clase.

Acto seguido, mi compañera y yo salimos de clase.

- Deja de seguirme -espeta, mirando por encima del hombro para comprobar cuanta gente nos observa caminar juntos por el pasillo.

Como si yo fuera el mismo diablo.

- Ponte manga larga cuando venga a recogerte el sábado por la noche -insisto, a pesar de ser consciente de que ella está a punto de perder los nervios. Normalmente, no suelo meterme con las niñas pijas, pero me encanta sacar de quicio a esta en particular. Y es que ______, la más popular y la más deseada de todas, se trata del blanco perfecto-. Si no pasaras mucho frío en el asiento trasero de mi moto.

- Escucha, Justin -me dice, dándose la vuelta y haciendo que su melena castaña le caiga sobre los hombros. Me lanza una mirada de hielo con sus ojos cafés-. No salgo con los chicos que pertenecen a bandas, y no me van las drogas.
- Yo tampoco salgo con los chicos que pertenecen a bandas -digo acercándome a ella-. Y no consumo drogas.
- Sí, claro. Me extraña que no estés ya en un centro de desintoxicación o algún campamento para delincuentes juveniles.
- No me conoces.
- Se lo suficiente- dice cruzándose de brazos. A continuación, baja la mirada al percatarse de que con esa postura solo consigue realzar sus atributos y deja caer las manos a los costados.

Hago un esfuerzo por no mirarle los pechos y doy un paso hacia delante

- ¿Te chivaste de mí con Ducant?
- ¿Y qué si lo he hecho? -replica, retrocediendo un poco.
- Nena me tienes miedo -es una afirmación, no una pregunta. Deseo oír de sus propios labios la razón de la opresión que siente por mí.
- La mayoría de la gente de este centro tiene miedo de mirarte de la manera equivocada y acabar con una bala en el pecho.
- Entonces mi pistola, ya estaría echando humo, ¿No te parece? ¿Y por qué tú no sales huyendo del chungo chicano ehh?
- Lo haré en cuanto tenga la oportunidad.

Ya me he divertido con esta pava. Es hora de dejarle las cosas claras y hacerle ver quien lleva los pantalones. Acorto la distancia que nos separa y le susurro al oído:

- Afronta los hechos. Tu vida es demasiada perfecta. Es probable que te quedes toda la noche despierta, fantaseando sobre darle algo de sabor a ese montón de algodones en el que vives. -Maldita sea, puedo captar el olorcillo a vainilla de su perfume o de su crema. Me recuerda a las galletas y me encantan las galletas, lo que no es nada bueno-. Quien juega con fuego acaba quemándose, nena.
- Si la tocas, te arrepentirás de ello, Bieber -campanea la voz de Joe. Parece un burro con esos enormes dientes blancos y esas orejas sobresaliéndole del rapado al cero que lleva-. Apártate de una vez de ella.
- Joe -dice ____-. No te preocupes. Puedo encargarme de esto sola.

Cara Burro ha traído refuerzos: 3 colegas con el mismo aspecto de pijos se levantan tras él como guardaespaldas. Estudio el aspecto de Cara Burro y de sus 3 amigos para calcular las posibilidades de enfrentarme solo a ellos. Llego a la conclusión de que es probable que los 4 puedan conmigo, pero en este caso, no saldrán ilesos del encuentro.

- Cuando seas lo suficientemente fuerte como para jugar en primera división, deportista del tres al cuarto, entonces escuchare toda la mierda que te sale de tu boca -le replico.

Otros estudiantes se agolpan a nuestro alrededor, dejando espacio para una pelea que seguramente será breve, frenética y sangrienta. Lo que no saben es que Cara Burro es todo un corredor. Sin embargo, esta vez ha venido acompañado, de modo que quizás decida plantarme cara. Por lo que a mí respecta, siempre estoy preparado: he participado en más peleas de las que puedo contar con los dedos de los pies y de las manos. Y tengo las cicatrices que lo demuestran.

- Joe, no merece la pena -dice ____.
“Gracias, nena. Lo mismo te digo” pienso.
- ¿Me estas amenazando, Bieber? Espeta Joe, ignorando a su novia.
- No imbécil -digo mirándole fijamente-. Solo los picha flojas como tú amenazan a los demás.

_____ se coloca delante de Joe y le pone la mano en el pecho.

- No le hagas caso -dice
- No te tengo miedo. Mi padre es abogado -se jacta Joe antes de rodear a _____ por el brazo-. Ella es mía. Nunca lo olvides.
- Entonces ponle correa -le advierto-. O puede que se sienta tentada a buscar otro dueño.

Mi amigo Ryan aparece a mi lado y me pregunta:

- ¿Va todo bien, Justin?
- Si, Ryan -contesto. Dicho esto, veo a 2 profesores acercándose por el pasillo, acompañados por un tipo vestido de uniforme. No voy a caer en la trampa y acabar en la lista negra de Ducant-. Si todo va bien -repito y volviéndome a _____, añado-: nos vemos más tarde, nena, estoy deseando explorar nuestra química.

Ya tengo bastante con el castigo, así que decido marcharme para librarme de una expulsión. Pero antes _____ me hace una mueca con su nariz respingona, como si me considerara la escoria de la sociedad....
 

La continuacion del capitulo 6 comeentaaad!!!!
Helen
Quimica Perfecta<3 


6. Justin

Vale, puede que no haya decidido jugársela así en esto de las presentaciones. Tal vez escribir en su libreta “Sábado noche. Tú y yo. Clases de conducción y s3x0 duro…..” no haya sido una jugada muy inteligente. Y sin embargo, me moría de ganas que a la señorita perfecta se le trabara la lengua con mi presentación. Y ese es precisamente el resultado.

- ¿Señorita Clapp?

Me divierto observando como la Perfección levanta la mirada hacia Peterson. Vaya, es muy buena. Mi compañera domina a la perfección el modo de ocultar sus verdaderas emociones; lo sé porque es algo que yo suelo hacer.

- ¿Sí? -dice _____, ladeando la cabeza y sonriendo como la reina de la fiesta.

Me pregunto si esa sonrisa le ha servido alguna vez para librarse de una multa por exceso de velocidad.

- Su turno. Presente a Justin a sus compañeros.

Apoyo el codo en la mesa de laboratorio y me dispongo a esperar una presentación, que o bien va a tener que inventarse, o bien le va a obligar a confesar que no sabe absolutamente nada de mí. Repara en mi postura relajada, y por su expresión de ciervo asustado, estoy seguro de que la he dejado sin palabras.

- Os presento a Justin Bieber -empieza con voz de pito. La observo mientras ella continúa con su improvisada presentación-. Este verano, cuando no aguardaba en la esquina de la calle para acosar algún inocente, iba de excursión a los calabozos de los alrededores, ya sabéis a que me refiero. Y oculta un deseo que nadie sabría adivinar.

De repente, todos se quedan en silencio. Incluso la Sra. Peterson parece intrigada. Joder, incluso yo tengo la sensación de que las palabras que salen de los mentirosos labios de color rosa esmerilado de ______ son música para mis oídos.

- Su mayor deseo -continua-, es ir a la universidad y llegar a ser profesor de química, como usted Sra. Peterson.

_____ me lanza una sonrisa triunfal, segura de que ha ganado esta ronda. “Buen intento pija”.

Me incorporo en la silla mientras la clase sigue en silencio.

- Os presento a ______ Clapp -empiezo, sabiendo que todas las miradas recaen sobre mí-. Este verano se ha dedicado a ir al centro comercial para comprar ropa nueva para ampliar su vestuario, y se gastó el sueldo de papá en una operación de cirugía estética para realzar sus, ejem, cualidades.

Puede que no sea lo que ella ha escrito, pero seguro que se acerca a la realidad. A diferencia de la presentación que ella ha hecho para mí.

Reparo en las risitas de mis colegas en la parte posterior de la clase. _____ se ha quedado de piedra a mi lado, como si mis palabras hubieran herido su apreciado ego. ______ Clapp está acostumbrada a que los demás le hagan la pelota y puede que necesite a alguien que le abra los ojos. En realidad, le estoy haciendo un favor. Lo que no sabe es que aun no he acabado con su presentación.

- Su mayor deseo -añado, obteniendo la misma reacción que ha conseguido ella, durante la presentación que ha hecho sobre mi-, es salir con un chicano antes de terminar el instituto.

Tal como esperaba, mis palabras son recibidas con comentarios y silbidos en la parte de atrás de la clase.

- Bien dicho Bieber -exclama mi amigo Lucky.
- Yo saldré contigo -añade otro.

Choco los 5 con otro MuXBlood llamado Marcus que está sentado detrás de mí. Después reparo en Isa, mi amiga, que está negando con la cabeza como si hubiera hecho algo mal. ¿Qué? Solo me estoy divirtiendo un poco con una niña rica de la zona norte.

_____ mira a su novio, y después a mí. Le lanzo a Joe una mirada que dice “empieza el juego”. La cara de Joe adopta repentinamente un color rojizo, como el de una guindilla. Acabo de invadir su territorio. Eso está bien.

- Silencio chicos -interviene con firmeza Peterson-. Gracias por sus creativas y… esclarecedoras presentaciones. Señorita Clapp y Señor Bieber, quédense después de clase.

- Sus presentaciones no sólo han sido horrorosas, sino también muy irrespetuosas para conmigo y para con el resto de compañeros -dice Peterson después de clase mientras _____ y yo esperamos delante de su mesa-. Tienen un opción -añade sujetando 2 papeletas de castigo azules en una mano y 2 hojas de papel en la otra-. O bien eligen quedarse castigados hoy después de clase, o bien acceden a escribir para mañana una redacción de 500 palabras sobre el respeto. ¿Qué dicen?

Me inclino cojo la papeleta de castigo. _____ elige la hoja de papel. Como no.

- ¿Alguno de ustedes no está de acuerdo con mi método de asignar compañeros de laboratorio? Pregunta Peterson.

______ responde si al mismo tiempo que yo respondo no.

Peterson se quita las gafas y las deja sobre la mesa.





Aqui otro capitulo chicas comentad pleasr yo veo que gente entra pero no comentaaa venga... me haria ilusion 

helen.

martes, 16 de abril de 2013

Química Perfecta <3


Sigue narrando _____(Tn)

- Qué asco -murmura Justin en tono contrariado y ronco. ¿Lo hace a propósito?

¿Cómo voy a explicar a mi madre que tengo de compañero de laboratorio a Justin Bieber? Ay, no, espero que no me eche las culpas de todo eso.

Miro a mi novio, quien esta absorto con su conversación con Darlene. Tengo celos. ¿Porque la profesora nos dejo escoger nuestro lugar? Seria genial poseer el poder de retroceder en el tiempo y que, solo pronunciar las palabras mágicas, el día empezara de nuevo. Hoy sería el día perfecto para hacerlo.

¿Acaso cree la Sra. Peterson que es razonable emparejar a la capitana de las animadoras con el tipo más peligroso del instituto? Esta mujer está delirando.

La señora delirios termina por fin de asignar los asientos.

- Se que los estudiantes de último curso creen saberlo todo, pero nunca den por hecho que han triunfado hasta que no sean capaces de tratar las plagas que acechan a la humanidad o hacer que la tierra sea un lugar más seguro en el que vivir. El campo de la química juega un papel crucial en el desarrollo de los fármacos, en los tratamientos de radiación para los enfermos de cáncer, en el uso del petróleo, en el ozono…

Justin levanta la mano.

- Justin -dice la profesora-. ¿Tienes alguna pregunta?
- Señora Peterson, ¿está diciendo que el presidente de USA no es un triunfador?
- Bueno, lo que digo es… que el dinero y el estatus no lo son todo. Debe utilizar el cerebro para hacer algo para la humanidad o por el planeta en el que vivimos. Entonces, si será un triunfador. Y se habrá ganado mi respeto, que es algo de lo que no puede presumir todo el mundo.
- Yo tengo cosas de las que puedo presumir Sra. P. -dice Justin. Es evidente que esta divirtiéndose.

La Sra. Peterson sostiene la mano en alto.

- Por favor ahorrémonos los detalles Justin.

Niega con la cabeza. Si Justin cree que llevarle la contraria a la profesora va a hacer que obtengamos una buena nota, está muy equivocado. Está claro que a la Sra. Peterson no le hacen gracia los listillos y mi compañero ya está en su lista negra.

- Ahora -dice la señora delirios-. Mirad a la persona que se sienta a vuestro lado.

“Cualquier cosa menos eso”. Sin embargo, no tengo elección. Miro de nuevo a Joe, que parece muy contento con la compañera que le ha tocado. Si Darlene no tuviera novio, me estaría cuestionando seriamente por qué se acerca tanto a Joe y se sacude la melena tantas veces. Deduzco que estoy siendo paranoica.

- Puede que no les guste vuestro compañero -dice la Sra. Peterson, pero deberán estar juntos los próximos 10 meses. Tómense 5 minutos para conocerse, y después deberán presentarlo al resto de la clase. Hablen de lo que han hecho este verano, de cuáles son sus aficiones, o de cualquier otra cosa interesante o peculiar que quizás sus compañeros no sepan de ustedes. Sus cinco minutos empiezan ahora.

Saco la libreta, me pongo en la primera página y se la paso a Justin.

- ¿Por qué no escribes cosas sobre ti en mi libreta y yo hago lo mismo en la tuya? -Pregunto. Es mejor intentar tener una conversación con él.

Justin asiente, parece estar de acuerdo, aunque observo que se le levantan las comisuras de los labios mientras me pasa su libreta. ¿Son imaginaciones mías o ha pasado de verdad? Aspiro una bocanada de aire, me quito esa idea de la cabeza y escribo con diligencia hasta que la Sra. Peterson da el final de los 5 minutos y se dispone a escuchar las presentaciones de los alumnos.

- Os presento a Darlene Boehm -empieza Joe, que es el primero en hablar.

Pero yo no oigo el resto de su discurso sobre Darlene y su viaje a Italia y su experiencia en el campamento de baile del verano. En lugar de eso, bajo la mirada a la libreta que Justin me ha devuelto y me quedo boquiabierta al reparar en las palabras que ha escrito..






Aqui otro capitulo...jeje venga chicas comentad algo!!! me haria mucha ilusión si puedo por la noche subo otro!!
Helen.


Química Perfecta <3



5. ___________

Antes de ir a clase de química, enciendo mi teléfono móvil y llamo a mi casa para saber cómo le va a mi hermana. Baghda no está muy contenta porque a Rosalie le ha dado un arrebato a la hora comer. Al parecer, a mi hermana no le ha gustado mucho la comida. Y como señal de protesta le ha tirado el bol de yogur al suelo.

¿Era demasiado pedir que mi madre renunciara un solo día de paseo por el club de campo para quedarse en casa en aquella etapa de transición? El verano ya ha acabado, y no puedo estar allí para relevar a las cuidadoras, y que por regla general acaban largándose.

Debería estar centrada en mis clases. Ingresar en el alma mater de mi padre, Northwestern, es mi principal objetivo porque así podré ir a una universidad que este cerca de casa y no estaré lejos de mi hermana si me necesita. Después de dar a Baghda un par de consejos, aspiro una bocanada de aire, fuerzo la sonrisa y entro en clase.

- Eh guapa. Te he guardado un sitio -dice Joe señalando el taburete que queda a su lado.

El laboratorio está formado por altas mesas de laboratorio, cada una para la capacidad de 2 personas. Eso significa que estaré sentada con Joe el resto del año y que haremos juntos el temible proyecto de química de último curso. Sintiéndome algo estúpido por pensar que las cosas habían cambiado entre nosotros, tomo asiento en el taburete y saco mi pesado libro de química.

- ¡¡Eh mira!! ¡¡Bieber está en nuestra clase!! -gritan algunos chicos en la parte de detrás del aula- Justin aquí, ven.

Intento no mirar a Justin mientras saluda a sus amigos con palmaditas en la espalda y apretones de manos demasiados complicados para ser imitados. Además del gesto, se llaman hermano entre ellos, muy típico. La presencia de Justin atrae las miradas de toda la clase.

- He oído que le arrestaron el fin de semana pasado por uso de metanfetaminas.
- ¿En serio?
- En serio -dice Joe, asintiendo con la cabeza y enarcando ambas cejas.

Bueno, no es que me sorprenda la noticia. He oído que Justin pasa la mayoría de los fines de semana colocado, trapicheando con drogas o metido en cualquier otra actividad ilegal.

La señora Peterson cierra con fuerza la puerta de la clase provocando que todas las miradas abandonen en el acto la parte trasera del aula, donde se sientan Justin y sus colegas, y se centren en la parte delantera, donde se encuentra la señora Peterson. Tiene el cabello castaño claro, y lo lleva recogido en una tirante cola de caballo. Es probable que no haya cumplido todavía los 30, pero sus gafas y su perpetua expresión ceñuda la hacen parecer mucho mayor. He oído que tras su primer año como profesora (el cual solo le trajo llantos), ha adoptado una actitud más dura. Al parecer, sus alumnos no respetaban a una profesora que era la suficiente joven como para ser su hermana mayor.

- Buenos días y bienvenidos al último curso de química -dice antes de sentarse al borde de la mesa y abrir una carpeta-. Agradezco que se hayan tomado la molestia de elegir asientos, sin embargo, yo ya había dispuesto la organización de los mismos.

Protestó justo al resto de la clase, pero la señora Peterson ni se inmuta. Se planta de la primera mesa de laboratorio y dice:

- Joe Jonas ocupe el primer asiento. Su compañera será Darlene Boehm.

Darlene Boehm es la segunda capitana del equipo de animadoras. Me lanza una mirada cargada de disculpas antes de sentarse en el taburete que queda al lado de mi novio.

A medida que la señora Peterson sigue con lista, los estudiantes van cambiándose a sus asientos asignados sin mucho entusiasmo.

- _____ Clapp -dice la señora Peterson señalando la mesa que queda detrás de Joe. Acepto gustosamente mi nueva plaza asignada.

- Justin Bieber -continúa la Sra. Peterson, señalando el taburete que hay a mi lado.
¡Ay madre! Justin… ¿Mi compañero de laboratorio? ¿Durante todo el curso? De ningún modo, ni de coña, me niego. Lanzo a Joe una mirada suplicante mientras intento con todas mis fuerzas que no me entre el pánico. Debería de haberme quedado en casa. En la cama, bajo las mantas. Vaya, pues si que me siento intimidada.



- Señor Bieber, quítese esa bandana. En mi clase aplico una política de tolerancia cero. No permitiré que ningún accesorio relacionado con una pandilla entre en mi clase. Y por desgracia, Justin su reputación le precede. El director Ducant respalda sin reservas esta medida…. ¿Me he explicado con claridad?

Justin agacha la mirada antes de quitarse la bandana de la cabeza, revelando un cabello alocado que encaja con la expresión de sus ojos.

- Es para esconder los piojos -le masculla Joe a Darlene, pero yo lo oigo y Justin también.
- Vete a la mierda -le dice Justin, fulminándolo con la mirada-. Cierra el pico.
- Claro, colega -responde Joe, antes de darse la vuelta-. Ni siquiera saber decir una frase sin soltar un taco.
- Ya es suficiente Joe, Justin, siéntate -ordena la Sra. Peterson y dirigiéndose al resto de la clase dice- esto también va por los demás. No puedo controlar lo que hagan fuera del aula, no obstante en mi clase mando yo -dice, girándose después a Justin-. ¿Ha quedado claro?
- Sí señora -replica Justin en un tono deliberadamente bajo.

La Sra. Peterson continúa con el resto de la lista, mientras yo hago todo lo que puedo para no mirar a los ojos al tipo que se sienta a mi lado. Me arrepiento de haber dejado el bolso en la taquilla porque ahora podría estar fingiendo buscar nada dentro, tal y como ha hecho Sierra esta mañana...





holaaa caris aqui os dejo otro capitulo lamento no haber estado ya os subo otro capitulo!!!!

sábado, 13 de abril de 2013


Química Perfecta <3

4. Justin

Sabía que en algún momento del curso acabaría en el despacho del nuevo director del instituto, pero no esperaba que ocurriera el primer día de clase. Había oído que la inflexible personalidad que el director Ducant demostró en el instituto Milwaukee le había hecho ganarse el puesto de Fairfield.

Alguien debe de haberme señalado como el cabecilla porque es mi trasero el que está sentado aquí en lugar de otro MuXBlood. De modo que aquí estoy. Me han hecho salir de clase de gimnasia para que Ducant pueda sacar pecho y divagar sin tregua acerca de las estrictas normas del instituto. Puedo percibir que esta tanteándome, preguntándose cómo voy a reaccionar ante sus amenazas.

- ….y este año hemos contratado a 2 guardias de seguridad a jornada completa que van armados, Justin.

Me mira fijamente, intentando intimidarme. Si de acuerdo. Ahora mismo podría decirle que aunque él sea como yo, no tiene ni idea de cómo funcionan las cosas en nuestras calles. Ahora le oigo divagar de donde creció rodeado de pobreza, como yo. Es probable que nunca haya pisado la zona de la ciudad en la que vivo, ni siquiera en coche. Tal vez debería ofrecerme un tour turístico.

Se planta ante mí y me dice:

- He prometido al superintendente, así como al comité, que me encargaría personalmente de erradicar la plaga de violencia que se ha extendido por este instituto los últimos años. No duraré en expulsar a cualquiera que no respete las normas del centro.

No he hecho nada, aparte de divertirme un poco con la diva de las animadoras, y este tipo está hablando de expulsión. Quizá sepa que ya me expulsaron el año pasado. Aquel incidente hizo que me echaran a patadas 3 días. No fue culpa mía, bueno…no del todo. Ryan tenía la estúpida teoría de que el agua fría no afecta del mismo modo a los penes americanos y a los canadienses. Nos pillaron en la sala de calderas, mientras discutía con él después de que hubiera apagado los calentadores de agua.

No tuve nada que ver con aquello, aunque me culparon de ello. Ryan intento contar la verdad, pero nuestro antiguo director no le hizo ni caso. Tal vez habría decidido si yo hubiera insistido más. ¿Pero de qué sirve luchar por una causa perdida?

Es obvio que _____ Clapp es la responsable de que me encuentre hoy aquí. Es evidente que el imbécil de su novio nunca acabaría en el despacho de Ducant. Ni de coña. El colega es un jugador de fútbol idolatrado. Incluso si decidiera saltarse las clases y le diera por pelearse con los demás, es probable que Ducant le siguiera besándole el culo. Joe Jonas no deja de provocarme porque sabe que siempre se sale con la suya. Cuando estoy a punto de tomar represalias, encuentra el modo de escapar o salir corriendo hacia donde están los profesores…profesores que no esperan otra cosa que el momento oportuno para joderme...
Uno de estos días….
Levanto la cabeza a Ducant.

- Yo no he empezado ninguna pelea -digo aunque en realidad piense que va siendo hora de acabar con la que tengo pendiente.
- Muy bien -responde Ducant. - He oído que hoy has estado acosando a una estudiante en el aparcamiento.

¿Acaso es culpa mía que el nuevo y brillante BMW de _____ Clapp haya estado a punto de arrollarme? Durante los últimos 3 años, me las he arreglado para no cruzarme con esa ricachona. El año pasado oí que sacó un aprobado justo en su boletín de notas pero bastó una llamada de sus padres al colegio para que se la subieran a sobresaliente.

Esa nota acabaría con sus posibilidades de entrar en una buena universidad.

A la porra con toda esa mierda. Si yo consiguiera un aprobado, mi madre me soltaría un cachete en la coronilla y me daría la tabarra para que estudiara más. Me he partido el lomo para sacar buenas notas, aunque la mayoría de las veces me hayan interrogado sobre el medio que he utilizado para conseguir las respuestas. Como si fuera un copión. No se trata de entrar en la universidad. Se trata de demostrar que puedo conseguirlo. Si el mundo en el que vivo fuera diferente…

Puede que los que viven en la zona sur sean considerados más estúpidos que los que viven en la zona norte, pero eso es una gilipollez. Lo que pasa que no somos tan ricos ni estamos tan obsesionados con las posesiones materiales, ni con entrar en las universidades más caras y prestigiosas del país. La mayoría del tiempo intentamos sobrevivir y siempre tenemos que cubrirnos las espaldas.

Puede que la decisión más dura que haya tenido _____ Clapp que tomar en su vida sea elegir el restaurante donde va a cenar cada noche. La chica se vale del cuerpazo que tiene para manipular a todo aquel que se le acerca.

- ¿Te importaría contarme lo que sucedió en el aparcamiento? Me gustaría oír tu versión -dice Ducant.

Eso no va a pasar. Hace tiempo que aprendí que mi versión no cuenta.

- Pues esta mañana…. todo fue un malentendido -respondo.

_____ Clapp no ha entendido que 2 vehículos no caben en una única plaza de aparcamiento.

Ducant que sigue inmóvil frente a mí, se inclina sobre su mesa pulida e impecable.

- Procuremos que los malentendidos no se conviertan en una costumbre, ¿de acuerdo Justin?



-De acuerdo Justin. Prepárate para tu siguiente clase. Te aseguro que veo todo lo que ocurre en este instituto y seguiré todos tus movimientos. No quiero volver a verte en mi despacho -dice y justo cuando me levanto, me pone la mano en el hombro añadiendo- : solo para que lo sepas, mi objetivo es que todos los alumnos de este instituto tengan éxito. Todos los alumnos Justin. Incluido tú, de modo que ya puedes deshacerte de los prejuicios que tengas contra mí. ¿Me entiendes?
- Si entiendo -digo, preguntándome al mismo tiempo si cree realmente lo que dice.

Al salir al pasillo me encuentro con una marabunta de alumnos que echan a correr hacia la siguiente clase. No tengo ni idea de a donde se supone que tengo que ir y todavía llevo el chándal.

Después de cambiarme en el vestuario, oigo por el altavoz la canción que anuncia el comienzo de la sexta hora. Saco el horario del bolsillo trasero de los pantalones. Química con la señora Peterson. Genial. Otro hueso duro de roer...






Hola chicas lamento no haber subido capitulos lo que pasa es que no tenia internet y bueno ahora estoy mala xo espero que disfruteis de este capitulo aunque me encantaria de que comentarais un beso
Helen

martes, 9 de abril de 2013


Química Perfecta <3


Capitulo 3 segunda Parte.


Sigue Narrando ____(Tn)

La mirada de Justin me recorre lentamente el cuerpo, de arriba abajo, antes de detenerse de nuevo en la cara. No es la primera vez que un chico me mira de esa forma, pero nunca lo habían hecho como lo está haciendo Justin, tan descaradamente… y tan cerca. Siento que empiezo a ruborizarme.

- La próxima vez, mira bien por dónde vas -dice con un tono de voz frío y dominante.

Está intentando intimidarme. Es todo un profesional. No permitiré que se salga con la suya y que gane este jueguito de intimidación, aunque el estómago no deje de darme vueltas. Enderezo los hombros y le lanzo una sonrisa de desprecio, la misma que utilizo para quitarme a la gente de encima.

- Gracias por el consejo.
- Si alguna vez necesitas a un hombre hecho y derecho que te enseñe a conducir, puedo darte algunas clases.

Los silbidos y exclamaciones de sus compinches me sacan de quicio.

- Si fueras un hombre hecho y derecho, me habrías abierto la puerta en lugar de bloquearme el paso -digo, regodeándome con la respuesta, aunque me flaqueen las rodillas.

Justin se aparta, abre la puerta y hace una reverencia como si fuera mi mayordomo. Está riéndose de mí, lo sabe y yo también. Todos lo saben. Echo un vistazo a Leah, que intenta a la desesperada buscar nada en el bolso. Qué ingenua.

- Madura un poco -le suelto a Justin.
- ¿Como tú? Deja que te diga algo, listilla -contesta el con brusquedad-. Tú vida no es real, solamente es una farsa, como tú.
- Al menos es mejor que vivir la vida de un perdedor -le espeto, esperando que mis palabras le duelan tanto como lo han hecho las suyas-. Como haces tú.

Cojo a mi amiga por el brazo y tiro de ella hacia la puerta abierta. Los silbidos y comentarios nos siguen mientras atravesamos la entrada del instituto. Por fin, dejo escapar el suspiro que he estado reprimiendo y me vuelvo hacia Leah. Mi mejor amiga me está mirando fijamente, los ojos como platos.

- Joder ___. ¿Quieres que te maten o qué?
- ¿Con qué derecho intimida Justin Bieber a todo aquel que se interpone en su camino?
- Bueno, puede que ayude el arma que lleva escondida en los pantalones o los colores de su bandana -dice Leah, con un tono de voz cargado de sarcasmo.
- No es tan estúpido como para traer un arma al instituto -le contesto-. Y me niego a ser intimidada ni por él ni por nadie.

Por lo menos en el instituto, que es el único lugar donde puedo fingir mi fachada perfecta porque todos se lo tragan. De repente, me asalta la idea de que estoy a punto de empezar el último curso en Fairfield y cojo a Leah por los hombros zarandeándola.

- Estamos en el último curso -recalco con el mismo entusiasmo que empleo para los números de las animadoras durante los partidos de fútbol.
- ¿Y?
- Y… empezamos ahora mismo y todo va a ser p-e-r-f-e-c-t-o.

El timbre suena, bueno, no es exactamente un timbre, porque el consejo de alumnos decidió reemplazarlos por música para anunciar el cambio de clases. Justo ahora, está sonando Summer Lovin’ de Grease. Leah avanza por el pasillo.

- Me asegurare de que tengas un funeral p-e-r-f-e-c-t-o, con flores y todo.
- ¿Quién ha muerto? -pregunta alguien a nuestra espalda.

Me doy la vuelta. Es Joe. El sol lo ha bronceado totalmente, y luce una sonrisa tan amplia que parece ocuparle toda la cara. Ojalá tuviera un espejo para comprobar que no se me ha corrido el maquillaje. No obstante, estoy segura de que a Joe no le importaría, ¿o sí? Echo a correr y le doy el más fuerte de los abrazos.

Él me sujeta con firmeza, me besa con dulzura en los labios y se aparta para preguntarme de nuevo:

- ¿Quién ha muerto?
- Nadie -contesto- Olvídalo. Olvida todo lo que no tenga que ver estar conmigo.
- Es fácil hacerlo cuando estás tan guapa -dice y me besa otra vez-. Siento no haberte llamado. Ha sido un coñazo. Tenía que deshacer las maletas y todo eso.

Le sonrío y me alegro de que la distancia que nos separó durante el verano no haya influido en nuestra relación. Parece que el mundo no va a acabarse, al menos por el momento.

Joe me rodea los hombros con el brazo cuando se abren las puertas del instituto. Justin y sus amigos se abren paso a empujones como si estuvieran allí para atracar el centro.

- ¿Por qué se molestan en venir a clase? -masculla Joe suficiente bajo para que nadie pueda oír el comentario-. De todas maneras, la mayoría abandonara el instituto antes de que acabe el curso.

Mi mirada se cruza brevemente con la de Justin, y un escalofrío me recorre la espalda.

- Esta mañana casi choco con la moto de Justin Bieber -le cuento a Joe en cuanto Justin desaparece por el pasillo.
- Pues ojala lo hubieras echo.
- ¡¡¡Joe!!! -le regaño.
- Por lo menos le hubiera dado un poco de emoción al primer día de clase. Este instituto es un jodido aburrimiento.

¿Aburrimiento? Casi tengo un accidente de coche, una chica de la zona sur me ha mandado a la mierda y he sido acosada por un peligroso pandillero a las puertas del instituto. Si esto es un anticipo de lo que me espera el resto del año, el insti será todo menos aburrido




Bueno aqui os dejo la segunda parte del tercer capitulo porfavor comentad me haria ilusión un beso cuidaos.!!
Helen


Química Perfecta


3. ________

- El pelo se me encrespa siempre que monto en este coche, Leah. Cada vez que bajo la capota parece que me ha pasado un tornado por encima -le comento a mi mejor amiga mientras atravesamos Vine de camino al instituto Fairfield en mi nuevo descapotable plateado- Es que el aspecto es todo.

Mis padres me han enseñado ciertos lemas que ahora rigen mi vida. Esta es la razón por la que no tuve ninguna objeción cuando mi padre me ofreció el BMW como excesivo regalo de cumpleaños hace un par de semanas.

- Vivimos a 30´ de la ciudad de los vientos -señala Leah, que se entretiene sosteniendo la mano en el aire mientras yo conduzco- Chicago no es una ciudad conocida por su apacible clima. Además, ___, pareces una diosa griega con un peinado castaño salvaje. Sólo estás nerviosa porque estás a punto de ver a Joseph.

Desvío la mirada hacia la foto en forma de corazón que hay sobre el salpicadero, en la que salimos Joe y yo.

- La gente puede cambiar en un verano.
- Pero la distancia refuerza el cariño en una relación -responde Leah- Tú eres la capitana de las animadoras y él es el capitán del equipo de fútbol del instituto. Si vosotros 2 no estáis destinados a estar juntos, es que el mundo se encamina a su fin.

Durante el verano Joe me llamó unas cuantas veces desde la cabaña de su familia, donde fue a pasar unos días con sus colegas, pero ahora no sé en qué punto está nuestra relación. Anoche regresó a Chicago.

- Me encantan esos vaqueros -dice Leah, observado mis pantalones descoloridos con corte brasileño-. Te los pediré prestados cuando menos te los esperes.
- A mi madre no le gustan nada -digo antes de detenerme en un semáforo e intentar domar mis rizos alisándome el pelo con la mano-. Dice que parece que los haya comprado en una tienda de segunda mano.
- ¿Le has dicho que el vintage está de moda?
- Sí, claro, como si escuchara lo que digo. Apenas me prestaba atención cuando le pregunté sobre la nueva cuidadora.

Nadie sabe lo que es vivir en mi casa. Por suerte, puedo contar con Leah. Puede que no lo comprenda todo, pero al menos sabe lo suficiente para escucharme y guardar el secreto de mis asuntos familiares. Aparte de Joe, Leah es la única persona que conoce a mi hermana.

- ¿Qué le ocurrió a la anterior cuidadora? -pregunta Leah mientras abre el estuche de los CDs.
- Rosalie le arrancó un buen mechón de pelo
- Uy.

Entro en el aparcamiento del instituto pensando más en mi hermana que en la carretera. Las ruedas del coche chirrían cuando freno en seco al ver que casi impacto con un chico y una chica montados en una moto. Pensaba que había un espacio libre para aparcar.

- Cuidado niña -dice Jasmine Villegas, la chica que veo en la parte de atrás de la moto, y que ahora me enseña el dedo.

Es obvio que no presto mucha atención en clase de educación vial cuando hablaron de la violencia en la carretera.

- Lo siento -grito para que puedan oírme por encima del rugido de la moto-. Pensaba que no había nadie aparcando.

Entonces me doy cuenta a quién pertenece la moto. El conductor se da la vuelta, con una mirada enfadada en sus ojos miel y una bandana roja y negra. Me hundo en el asiento del conductor tanto como puedo.

- Mierda, es Justin Bieber -digo, haciendo una mueca.
- Joder, ___ -añade Leah en voz baja-. Me gustaría vivir para ver nuestra graduación, así que sal aquí antes de que decida matarnos a las 2.

Justin me fulmina con la mirada diabólica mientras baja el caballete de su moto. ¿Acaso va a plantarme cara?

Busco la marcha atrás, moviendo desesperadamente la palanca de cambios de un lado a otro. Desde luego, no me sorprende que mi padre me haya comprado un coche con marchas sin tomarse la molestia de enseñarme cómo manejarlas.

Justin da un paso hacia el coche. Mi instinto me dice que salga de allí y eche a correr, como si estuviera atrapada en las vías del tren y viera la locomotora aproximándose directamente hacia mí. Miro a Leah, quien está demasiado ocupada buscando en el bolso. ¿Está de coña o qué?

- No consigo poner la maltita marcha atrás. Necesito ayuda. ¿Qué estás buscando? -le pregunto
- Pues… nada. Sólo intento no mirarles a los ojos a los MuXBlood. Date prisa, ¿quieres? -dice Leah entre dientes-. Además, yo sólo sé conducir coches automáticos.

Tras conseguir poner la marcha atrás con un fuerte estruendo, las ruedas de mi coche chirrían mientras hago maniobras correspondientes y busco otra plaza de aparcamiento. Después de dejar el coche en la zona oeste. Lejos de un pandillero cuya reputación atemorizaría al más duro de los jugadores de fútbol del instituto, Leah y yo subimos los escalones que llevan al instituto Fairfield. Por desgracia, Justin Bieber y el resto de sus compinches nos esperan en la entrada principal.

- No te detengas -masculla Leah- Haz lo que quieras, pero no los mires a los ojos.

Cuando Justin Bieber se coloca frente a mí, bloqueándome el paso, se que va a resultar muy difícil seguir el consejo de Leah.
¿Cual era la frase que debía entonarse justo antes de morir?
- Eres una pésima conductora -dice Justin adoptando una pose de macho ibérico.

El chico tiene el cuerpo musculoso y el rostro impecable, casi podría pasar por un modelo de DKNY, pero la expresión de su rostro es más bien de las que aparecen en las fotografías de los más buscados en las comisarías.

Los chicos de la zona norte no se relacionan con los chicos de la zona sur. No es que nos creamos mejores que ellos, pero somos diferentes. Hemos crecido en la misma ciudad, pero en zonas completamente diferentes. Nosotros vivimos en grandes casas al lado del lago Michigan, y ellos viven cerca de las vías del tren. Nosotros nos vestimos, hablamos y actuamos de otro modo. Nuestro aspecto es distinto. No quiero decir ni que sea algo bueno ni malo, pero así funcionan las cosas en Fairfield. He de admitir que la mayoría de las chicas de la zona sur me tratan como lo hace Jasmine Villegas… me detestan por lo que soy... —






hola mis amores siento no haberles subido capitulo ayer pero hoy os dare doble jeje espero vuestros comentarios pliss no cuesta nada... un beso, en un par de minutos subo el otro capitulo.
Helen.

domingo, 7 de abril de 2013

Quimica Perfecta.


2. Justin

- Levántate, Justin.
Tras fulminar a mi hermano pequeño con la mirada, escondo la cabeza bajo la almohada. Desde que comparto la habitación con mis hermanos, de once y quince años, el único momento de intimidad del que dispongo es el poco que me proporciona la cabecera.
- Déjame en paz, Chace -le espeto a través de la almohada- No me des el follón.
- No te estoy dando el follón. Mamá me ha dicho que te despierte para que no llegues tarde al instituto.
El último curso. Debería sentirme orgulloso de ser el primer miembro de la familia Fuentes que terminara el instituto. Sin embargo, cuando eso ocurra, empezará una nueva época para mí. La universidad es sólo un sueño. Este último curso será como una fiesta de jubilación de un hombre de 75 años. Sabes que sirves para algo, pero todos esperan que te retires.
- Me he puesto la ropa nueva -dice Chace en un tono de voz rebosante de orgullo, aunque me llegue algo apagado por culpa de la almohada- Las nenas no podrán resistirse a este machote latino.
- Me alegro por ti -mascullo.
- Mamá ha dicho que te tire encima este jarro de agua si no te levantas.
¿Era mucho pedir algo de intimidad? Cojo la almohada y la lanzo al otro lado de la habitación. Impacta directamente contra Chace, que acaba empapado de agua.
- ¡¡¡Imbécil!!! -me grita- ¡¡¡Es la única ropa nueva que tengo!!!
Oigo el ataque de risa a través de la puerta de la habitación. Jaxon, mi otro hermano, ríe como una hiena histérica hasta que Chace se abalanza sobre él. Me quedo observando la discusión que acaba convirtiéndose en una descontrolada pelea en la que ambos se propinan patadas y puñetazos.
Son buenos luchadores, pienso con orgullo mientras veo la trifulca. Sin embargo, como el hombre mayor de la casa, mi deber es detener la pelea. Cojo a mi hermano Jaxon por el cuello de la camisa, pero me tropiezo con la pierna de Chace y los 3 acabamos en el suelo.
Antes de poder levantarme, siento un chorro de agua gélida bajándome por la espalda. Me doy la vuelta y veo a mamá, vestida con su uniforme de trabajo, empapándonos a todos con un cubo de agua suspendido sobre nuestras cabezas. Su sueldo no es nada del otro mundo, pero tampoco necesitamos mucho.
- Levantaos -exige con una actitud desafiante.
-Joder, mamá -dice Jaxon poniéndose de pie.
Mi madre se empapa los dedos con el agua gélida que queda en el cubo y le salpica la cara a mi hermano. Chace estalla en carcajadas y de repente recibe la misma reprimenda que Jaxon - ¿Aprenderán alguna vez?
- ¿Algo más que añadir Chace? -pregunta ella.
- No mamá -contesta mi hermano, enderezándose como un soldado.
- ¿Y tú Jaxon? ¿Se te ocurre alguna grosería más por soltar por esa boquita? -pregunta sumergiendo la mano en el agua como señal de advertencia.
- No, mamá -repite el soldado numero 2.
- ¿Y qué hay de ti Justin? -dice mirándome con los ojos entreabiertos.
- ¿Qué? Yo intentaba separarles -contesto inocentemente con una sonrisa irresistible.
Ella me rocía la cara con agua. - Esto es por no haberlos separado antes. Ahora vístete, y vosotros también, y venid a desayunar antes de ir al colegio.
Y eso que le he dedicado mi sonrisa más irresistible.
- En el fondo nos adoras -le grito mientras abandona la habitación.
Tras una ducha rápida, regreso a la habitación con una toalla atada a la cintura. Pillo a Chace con uno de mis pañuelos estilo bandana en la cabeza y se me forma un nudo en el estómago. Se lo arranco y le advierto: - No vuelvas a tocar esto Chace.
- ¿Por qué no? -pregunta con sus ojos inocentes.
Para Chace, tan solo es una bandana. Para mí, es un símbolo del presente y de lo que nunca seré en el futuro. ¿Cómo se supone que voy a explicárselo a un niño de once años? Él sabe lo que soy. La sed de venganza y represalia me empujaron a entrar en este círculo, y ahora no hay manera de salir de él. Pero antes muerto que uno de mis hermanos se deje engañar.
Estrujo la bandana con el puño.
- Chace, no toques mis cosas. Sobre todo si son de los MuXBlood.
- Me gusta el rojo y negro.
Esto es lo último que necesito escuchar. - Si vuelvo a pillarte con esto puesto, lucirás el negro y el morado, pero en tu cara -le advierto- ¿Lo has entendido, enano?
- Sí, entiendo -contesta encogiéndose de hombros.
Me pregunto si realmente lo ha entendido al verlo marcharse de la habitación dando saltitos. Intento no pensar demasiado en ello mientras saco la camiseta negra y los vaqueros raídos y desgastados del armario. Cuando me ato la bandana a la cabeza, oigo a mi madre que me grita desde la cocina: - Justin, ven a desayunar antes de que se enfríe la comida. Vamos, date prisa.
- Ya voy -contesto
Nunca entenderé por qué le da tanta importancia a la comida.
Mis hermanos ya están hincándole el diente al desayuno cuando entro en la cocina. Abro la nevera para echar un vistazo a ver que hay dentro.
- Siéntate.
- Mamá, sólo voy a coger…
- No cogerás nada. Justin. Siéntate. Somos una familia y vamos a desayunar como una.
Dejo escapar un suspiro, cierro la puerta del frigorífico y tomo asiento junto a Jaxon. Ser miembro de una familia unida tiene a menudos sus desventajas. Mi madre coloca frente a mí un plato colmado de huevos y tortillas de maíz.
- ¿Por qué no me llamas Biebes o algo parecido? -Le pregunto bajando la mirada a la comida que tengo delante.
- Si quisiera llamarte Biebs, no me hubiera molestado en llamarte Justin. ¿No te gusta tu nombre?
Me pongo muy tenso. He heredado el nombre de mi padre, que al morir me dejó la responsabilidad que le toca asumir al hombre de la casa. Justin. Justin Jr. Junior… a mí me da igual.
- ¿Acaso importa? -mascullo mientras cojo una tortilla y entonces levanto la miraba para ver su reacción. Esta fregando los platos de espaldas a mí.
- No.
- Justin quiere aparentar que es blanco -interviene Jaxon- Cámbiate el nombre si quieres, hermano, pero todos verán a la legua que no eres más que un chicano.
- Jaxon, cierra la boca -le aviso.- No quiero ser blanco. Pero tampoco quiero que me comparen con mi padre.
- Por favor, chicos -ruega mi madre- Ya basta de discusiones por hoy.
- Eres un espalda mojada -canturrea Jaxon provocándome otra vez.
Ya he tenido más que suficiente, Jaxon se ha pasado. La silla chirría contra el suelo cuando me pongo en pie. Mi hermano imita mis movimientos y se coloca frente a mí, acortando la distancia que nos separa. Sabe que podría llevarse un guantazo, pero es demasiado orgulloso. Uno de estos días dará con la persona equivocada y se meterá en un buen lío.
- Jaxon, siéntate -le ordena mi madre.
- Cerdo chicano -me suelta arrastrando las palabras con falso acento forzado-. Mejor todavía eres un inmigrante.
- ¡¡¡Jaxon!!! -amonesta mi madre al acercarse, pero yo le corto el paso y agarro a mi hermano por el cuello de la camiseta.
- Sí, eso es lo que la gente siempre pensará de mí -digo-. Pero también lo pensarán de ti si sigues diciendo mierda.
- Hermano, lo pensarán haga lo que haga, lo quiera o no.
- Te equivocas Jaxon. Las cosas no tienen por qué ser igual. Puedes ser mucho mejor que yo -contesto soltándole.
- ¿Mejor que tú?
- Claro que mejor que yo, no lo dudes ni un instante -respondo. Ahora pídele perdón a mamá por decir tantas barbaridades delante de ella.
A Jaxon le basta con mirarme una sola vez para saber que no estoy bromeando.
- Lo siento mamá -dice, y acto seguido, vuelve a su silla. Aunque puedo percibir en su mirada el golpe que ha sufrido su orgullo.
Mi madre se da la vuelta y abre el frigorífico, procurando que nadie la vea llorar. Maldita sea, está preocupada por Jaxon. Mi hermano está en su segundo año de instituto, y los 2 siguientes van a ser decisivos. O madura o se echa a perder.
Me pongo la chaqueta negra de cuero, tengo que salir de aquí. Doy un beso a mi madre en la mejilla y me disculpo por haberle estropeado el desayuno. Salgo de casa preguntándome cómo voy a arreglármelas para conseguir que Jaxon & Chace un destino mejor y no acaben como yo. Vaya una maldita ironía.
En la calle veo a unos cuantos chicos con bandana del mismo color que la mía y que me dirigen el saludo de los MuXBlood: se golpean el brazo izquierdo con la mano derecha, 2 veces, manteniendo el dedo anular doblado.
Antes de subirme a la moto, les devuelvo el saludo a pesar de que me consume la rabia por dentro. Si quieren a un tipo duro como miembro de su banda, lo van a tener. Me he metido tanto en el papel que represento, que a veces me sorprendo a mí mismo.
- Justin, espera -me implora una voz de chica que me resulta familiar.
Jasmine Villegas, mi vecina y ex novia, se acerca corriendo a mí.
- Hola Jasmine -farfullo.
- ¿Qué tal si me llevas al insti?
La minifalda negra deja al descubierto unas piernas increíbles y la camiseta ajustada realza unos pechos pequeños pero preciosos. Hubo una vez en la que podría haber hecho cualquier cosa por ella, pero eso fue antes del verano pasado, cuando la pillé en la cama con otro tío, o en el coche… lo mismo da.
- Venga Justin, no muerdo… a no ser que tú quieras que lo haga.
Jasmine es mi chica MaXBlood. Seamos o no pareja, debemos cubrirnos las espaldas. Es nuestro código.
- Sube -digo
Jasmine se sube a la moto de un salto, y mientras me abraza con fuerza el torso, acaba colocándome deliberadamente las manos sobre los muslos. Sin embargo, no surte el efecto que espera. ¿Qué piensa, qué he olvidado todo lo que pasó? De ningún modo. Mi pasado define lo que soy en mi presente. Intento concentrarme en mi último año en Fairfield, en el aquí y ahora. Aunque es muy difícil hacerlo porque, por desgracia, lo más probable cuando termine el instituto, es que el futuro que me espera sea tan jodido como el presente...



HOLA MIS AMORES QUE TAL? BUENO AQUI OS DEJO ELL SEGUNDO CAPITULO DE ESTA FANTABULOSA OVE ESPERO QUE OS GUSTE Y YA SABEIS MUCHOS COMENTARIIIOS!!!!
HELEN.

sábado, 6 de abril de 2013


Química Perfecta <3



1. _______

...Todo el mundo sabe que soy perfecta... Mi vida es perfecta, la ropa que visto es perfecta e incluso mi familia es perfecta... Y me he dejado la piel en guardar apariencias y hacer que los demás lo crean así, aunque todo sea una farsa... Esta imagen de ensueño se desvanecería si saliese la verdad a la luz...

Estoy en pie frente al espejo del cuarto de baño, mientras la música suena a todo volumen en los altavoces, y por tercera vez, tengo que borrar la raya torcida que he trazado en el parpado interior. Me tiemblan las manos, maldita sea. El comienzo del último curso del instituto y el rencuentro con mi novio después de un verano separados no son motivos para angustiarme de esta manera, pero hoy me he levantado con el pie izquierdo. Primero, el rizador de pelo ha empezado a echar humo antes de dejar de funcionar. Luego se me ha caído el botón de mi camisa favorita. Y ahora el lápiz de ojos parece haber cobrado vida. Si pudiera elegir, me quedaría en la cama todo el día, comiendo galletas de chocolate recién horneadas.

- ___ baja -grita mi madre desde el vestíbulo sin que apenas pueda oírla. Mi primer impulso es no hacerle caso, pero eso no me ha traído otra cosa que discusiones, dolores de cabeza y más gritos.
- Ahora mismo bajo -respondo, esperando que el lápiz de ojos me de tregua y pueda acabar por fin.

Tras conseguirlo, lanzo el lápiz de ojos al armario y compruebo mi aspecto en el espejo hasta tres veces. Acto seguido, apago el equipo de música y bajo corriendo al vestíbulo.

Mi madre me espera al final de nuestra espléndida escalera para estudiar mi atuendo. Me pongo recta. Lo sé. Lo sé. Tengo 18 años y no me tiene que importar lo que opine mi madre de mí, pero no sabéis lo que es vivir en casa de los Clapp. Mi madre tiene ansiedad, y no es el tipo de ansiedad que se pueda controlar fácilmente con la ingesta de unas pastillas de color azul. Y cuando ella se estresa, todos los que estamos alrededor sufrimos las consecuencias. Creo que esa es la razón por la que mi padre se marcha a trabajar antes de que se despierte, para no tener que lidiar con… bueno con ella.

- Los pantalones son horribles, pero me encanta el cinturón -confiesa, señalando ambas prendas con el dedo índice-. Y ese ruido al que llamas música me estaba provocando jaqueca. Menos mal que la has apagado.
- Buenos días a ti también, mamá -respondo antes de bajar los últimos escalones y darle un beso en la mejilla.

El olor de su perfume es tan fuerte que me cuesta respirar cuando me acerco a ella. Lleva un vestido de Ralph Lauren de tenis que le hace parecer una ricachona. Pero, claro, nadie se atrevería a señalarla con el dedo y criticar su vestimenta.

- Te he comprado uno de esos bollos que tanto te gustan para tu primer día de instituto -añade tras mostrar la bolsa que escondía en la espalda.
- No gracias -contesto echando un vistazo a mi alrededor, buscando a mi hermana- ¿Donde está Rosalie?
- En la cocina.
- ¿Ha llegado ya su nueva cuidadora?
- Se llama Baghda, y no, no llega hasta dentro de una hora.
- ¿Le has dicho que la lana le provoca picores? ¿Y qué le tirará del pelo en cuanto se despiste? -pregunto.

Mi hermana no soporta la sensación de la lana al contacto con la piel y suele hacérselo saber a los demás mediante pistas no verbales. Ahora le ha dado por tirar del pelo a los demás, y ya ha causado algún que otro desastre. Los desastres en mi casa son tan frecuentes como los accidentes de tráfico, así que es de vital importancia evitarlos.

- Sí y sí. Le he soltado un buen sermón a tu hermana esta mañana, _____. Si sigue dando guerra, llegara un día en que no haya cuidadoras dispuestas a encargarse de ella.
Me dirijo a la cocina. No me apetece escuchar a mi madre una y otra vez de los arrebatos de ira de Rosalie. Mi hermana está sentada en la mesa, en su silla de ruedas, intentado comerse su comida triturada, porque aunque tenga 20 años, sus limitaciones físicas no le permiten masticar y tragar como el resto de la gente. Como de costumbre, se ha manchado de comida la barbilla, los labios y las mejillas.

- Oye Rosalie -digo inclinándome hacia ella y limpiándole la cara con una servilleta.- Es mi primer día de clase. Deséame suerte.

Mi hermana extiende sus vacilantes brazos y me lanza una sonrisa ladeada. Me encanta cuando sonríe.

- ¿Quieres que te de un abrazo? -le pregunto, aunque conozco la respuesta de antemano.

El médico nos dice que cuanto más interactuemos con Rosalie, mejor se sentirá.
Mi hermana asiente. La estrecho entre mis brazos procurando que no pueda alcanzarme el pelo con las manos. Cuando me incorporo, mi madre suelta un grito ahogado. Para mí, es como el silbato del árbitro que detiene el curso de mi vida.

- ___ no puedes ir al instituto así.
- ¿Así como?
- Mírate la camiseta -insiste negando con la cabeza y dejando sacar un suspiro de desesperación.

Bajo la mirada y veo una enorme mancha húmeda en mi camiseta de Calvin Klein. Ups. La baba de Rosalie. Un simple vistazo a la fatigosa expresión en la cara de mi hermana me dice lo que no puede expresar con palabras.

- No pasa nada -digo, aunque en el fondo creo que ha arruinado mi aspecto perfecto.

Mi madre humedece una toallita de papel en el fregadero y frota la mancha a conciencia, con una expresión ceñuda. Me hace sentir como si tuviera 2 años.

- Sube a tu cuarto y cámbiate.
- Mamá, sólo es melocotón -digo andándome con pies de plomo para que mi respuesta no desencadene un autentico combate a gritos. Lo último que quiero es hacer que mi hermana se sienta peor.
- Es una mancha de melocotón. No querrás que la gente piense que descuidas tu aspecto.
- Vale -cedo. Ojalá este fuera uno de los días buenos de mi madre, de esos en los que no me fastidia por tonterías.
Le doy un beso a mi hermana en la coronilla para asegurarme que no piense que me he enfadado con ella por mancharme de baba.
- Te veo después de clase -digo intentando mantener el entusiasmo matinal- Acabaremos nuestra partida de damas.

Subo los escalones de dos en dos. Cuando llego a mi habitación, miro el reloj. Oh no. Son las 7:30. Mi mejor amiga, Leah, se va a poner como loca si llego tarde a recogerla.

Cojo una bufanda azul cielo del armario; estoy segura que me servirá. Si la coloco estratégicamente puede que nadie repare en la mancha.

Cuando bajo de nuevo la escalera, mi madre me espera en el vestíbulo para estudiar mi aspecto por segunda vez.

- Me encanta la bufanda.
¡¡¡¡Uf!!!!

Al pasar por su lado, me pone el bollo en la mano.
- Cómetelo por el camino.

Acepto el dulce. Mientras me acerco al coche, le hinco el diente sin mucho entusiasmo. Por desgracia, no es un bollo de arándanos, mi favorito. Es de plátano, pero está demasiado cocido. Me recuerda a mí, con aspecto exterior perfecto pero hecho papilla por dentro...






Hola mis dulzuras aquí os dejo el primer capitulo espero que os guste y quiero ver esos comentarios un abrazo psicológico si me queda tiempo en unos minutos subo otro mas!!!
helen.